Salut totes

Los 4 Jinetes del Apocalipsis en las relaciones de pareja (1 parte)

En este artículo y el siguiente te vamos a explicar los cuatro comportamientos más importantes que llevan a destruir una relación de pareja. Se basan en la investigación, con miles de parejas desde la década de 1980 hasta la actualidad, realizada por el Dr. John Gottman en su laboratorio de parejas.

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Cuando las cosas en una relación de pareja no van bien, nos viene a la mente muchas ideas. Estas pueden ir desde pequeñas discusiones hasta un desierto helado de convivencia, pasando por un sin fin de temas diversos: peleas más o menos duras que se repiten, pérdida de pasión, exigencias, no hablarse durante tiempo, imposibilidad de llegar a acuerdos sobre las tareas domésticas, etc.

Pero, ¿Qué cosas son las que realmente deterioran la convivencia en una relación?

¿Hay algo que vaya más allá de solo las habladurías o las teorías?

¿Hay estudios científicos que digan qué cosas son para luego poder evitarlas y cambiarlas?

¡Pues sí!

El Dr. John Gottman desde la década de 1980 viene estudiando el comportamiento de las parejas para predecir de manera confiable el futuro de una relación. Y lo que es más importante, poder brindar sugerencias basadas en datos para mejorar y crear una vida en pareja realmente positiva.

Una de las cosas que descubrieron son los cuatro comportamientos letales que desgastan y deterioran especialmente una relación de pareja. Suelen acabar por romperla si se mantienen en el tiempo, bien con una separación física, bien con una separación interna, es decir, cuando viven juntos, pero ya no tienen conexión emocional.

 

El primer jinete: Las críticas

Aquí es importante diferenciar una queja de una crítica.

Una queja es mostrar el malestar por un comportamiento específico que ha hecho tu pareja.

Ejemplo:

“Me molesta que no hayas limpiado la cocina como habíamos acordado.

Una crítica es echarle la culpa a tu pareja por un problema de la relación utilizando palabras negativas sobre el carácter o la personalidad de ella.

Ejemplo:

“Eres un desastre. Nunca cumples lo que prometes. La cocina está hecha una pocilga. Siempre acabo yo limpiándola. ¡No te importa nuestra relación!

En las críticas se puede utilizar:

  • Etiquetas de descalificación (“… desastre”).
  • Generalizaciones (“Nunca …”, “Siempre …”).
  • Equivalencias ilógicas (en el ejemplo anterior, la persona que critica concluye que a su pareja no le importa la relación).
  • Expresiones en segunda persona (tú lo malo, yo lo bueno).
  • Un tono de voz elevado y ligeramente agresivo (en el ejemplo anterior es fácil imaginárselo).
  • Una postura corporal amenazante (también es fácil de imaginarlo).
  • La creación de culpa y malestar en la otra persona.

Una crítica se percibe inmediatamente como un ataque y lleva al resentimiento.

En general, todos hemos sido entrenados en criticar, por nuestros padres, el colegio y la sociedad. Somos muy buenos haciendo eso. Si hubiera una asignatura de “Criticar” en las escuelas tendríamos un 10, pues todos la practicaban con frecuencia y nos fue muy sencillo aprenderla.

Por eso es muy fácil y habitual que en nuestra relación de pareja utilicemos el primer jinete. El problema de las críticas es que cuando se hacen constantes preparan el camino para que vengan los otros jinetes, que son mucho más peligrosos.

En general, esta actitud de criticar se observa más en las mujeres.

 

El segundo jinete: El desprecio

El desprecio hacia la pareja trata de bajarle la autoestima; ridiculizarla; hacerla sentir inferior, inadecuada y tonta; culparla; menospreciarla; rebajarla; ningunearla; etc. Es con diferencia el peor de los jinetes, no solo destruye relaciones, sino también a las personas.

El desprecio sube varios niveles el grado de disgusto en la persona que lo recibe. Puede ser expresado de manera verbal o no verbal, en la forma de insultos, sarcasmo, burlas, humor hostil, miradas y voz despectiva, expresiones faciales (de asco o disgusto, por ejemplo), correcciones continuas, comentarios de superioridad del que desprecia, gestos o muecas de desprecio.

El desprecio se exacerba por los pensamientos negativos sobre la pareja, guardados durante mucho tiempo. Es más probable tener estos pensamientos negativos cuando las diferencias no se resuelven. Es muy raro que el desprecio surja de la noche a la mañana. Suele cocerse a fuego lento hasta que un día comienza a salir.

Una forma de desprecio aumentado de grado es la beligerancia, donde se añade el enfado agresivo y se manifiesta con una amenaza o una provocación.

Ejemplo de desprecio:

Persona 1> “Siempre dejas los platos sin fregar por la noche.”
Persona 2> “Vaya, pero quién te crees que eres, ¿la princesa que no puede ver nada desordenado en su palacio?”

 

Ejemplo de beligerancia:

Persona 1> “Siempre dejas los platos sin fregar por la noche.”
Persona 2> “¿Qué vas a hacer, denunciarme?”

 

Ejemplo de desprecio intenso (con beligerancia incluida):

Persona 1> “Siempre dejas los platos sin fregar por la noche.”
Persona 2> “Vaya, pero quién te crees que eres, ¿la princesa que no puede ver nada desordenado en su palacio? ¡Pues entérate: Tú no eres NAAADIEEE, y yo no soy tu siervo!”

En cuanto aparecen los primeros síntomas de desprecio es importante tomar acciones inmediatas, si no el daño provocado puede ser extenso y muy perjudicial para la relación de pareja.

Las investigaciones han encontrado que aquellas parejas que acostumbran a tratarse con desprecio tienen un sistema inmune más frágil, por lo que son más propensas a enfermedades infecciosas, tales como gripes o resfriados. La persona que es despreciada se siente inferior, anulada y pisoteada.

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